Su nombre significa “tierra partida”. Es un municipio que se encuentra al sureste del estado, dentro de los límites de la Cuenca del Papaloapan. Tiene una extensión territorial de 577.59 Km2, lo que representa un 0.80 por ciento del total del estado.

Este fue un antiguo territorio totonaca durante el siglo XII; en los siglos XII y XIV fue ocupado por los toltecas.

El primer contacto español en la zona fue cuando en 1519, Pedro de Alvarado navegó por el río Papaloapan.

El gobierno Virreinal intentó, a principios del siglo XVII, que Tlacotalpan fuera abandonado y que sus habitantes se fuera a Cosamaloapan pero los indios lo impidieron.

Tras el desborde del río Papaloapan en 1714 y años después, en 1788 un incendio, se ordena que se construyan casas de mampostería, por lo que de esta época datan las amplias casonas de pilares y arcos de medio punto, techadas de teja.

El pueblo se denominó San Cristóbal Tlacotalpan. En 1847 obtiene el título de villa. Este municipio estuvo ocupado por los franceses en 1862 y por ello, en 1865, se eleva la villa de Tlacotalpan a la categoría de ciudad, por la defensa contra los franceses.

Durante este período Tlacotalpan fue provisionalmente capital del Estado.

Porfirio Díaz organizó el levantamiento contra el Gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada, por lo que se llamó Tlacotalpan de Porfirio Díaz en 1896, nombre que se cambió después de la Revolución.

Tlacotalpan es cuna de ilustres veracruzanos y mexicanos, en las artes y la academia destacan Agustín Lara, Gonzalo Aguirre Beltrán y Cayetano Rodríguez Beltrán así como el pintor Salvador Ferrando, además de grandes decimistas como Guillermo Chazaro Lagos.

El centro histórico de Tlacotalpan fue declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1998.​

Cuenta con el río San Juan y Tuxpan, tributarios del Papaloapan. Su clima es cálido-regular, con una temperatura media anual de 25.1 grados Celsius y una precipitación pluvial media anual de 18.3 mm.

Su vegetación es de tipo caducifolia donde se encuentran árboles como el encino, el fresno, sauce y álamo. Cuenta con yacimientos de petróleos y agua en abundancia por sus tres ríos: Teseochoacan, el San Juan y el Papaloapan.

Cuenta con diversos monumentos históricos, recordando que es Patrimonio Cutural de la Humanidad, se encuentran el Malecón de la Ribera, Plaza Colón, Plaza de Armas, Kiosco Morisco, la parroquia de San Cristóbal, parque Hidalgo, Museo Salvador Ferrando, Plazuela de Doña Martha, parques Zaragoza y Matamoros, la alameda de Juárez, Templo de San Miguel Arcángel, parque Nicolás Bravo, Casa de Cultura Agustín Lara, mini zoológico.

También cuenta con el Museo Salvador Ferrando, la Casa de la Cultura.

Sobre sus festividades, la más reconocida es la de la Virgen de la Candelaria, que se celebra del 31 de enero al 9 de febrero.

También se realiza la famosa “Rama”, a partir del 16 de diciembre donde grupos de jóvenes recorren las calles de la ciudad entonando cánticos decembrinos e improvisando versos.

Realizan su carnaval la primera quincena del mes de mayo y del 26 al 29 de septiembre las tradicionales fiestas de San Miguelito.

Su música tradicional es el fandango con sus sones, con jarana, requinto, panadero y arpa.

En este municipio, llamado también “La perla del Papaloapan”, se realizan artesanías que consisten en la elaboración de muebles de cedro y los sillones tlacotalpeños que llevan ojo de perdiz, jaranas, guitarras, mecedoras de cedro o caoba con asiento y respaldo de vaqueta, tallados en madera, cerámica, rejillas a mano, trajes de jarocha, deshilado, vestidos bordados y tejidos de gancho.

Su gastronomía, igualmente es muy variada y reconocida; destacan tapado de jolote, tortitas de tismiche, tortuga en estofado, tortuga en moste quemado, tamal de cazuela, ropa vieja de iguana, piripituche y caldo de robalo.

También destaca su torito de sabores como cacahuate, jobo, guanábana, coco y otros de diferentes frutas.

 

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